LA LIJA - La Pampa y la Utopía

Acéptesenos, por vida del argumento, las siguientes razones por lo que este disco dure en sus oídos. Aquí terminamos de decir algo. Ni mejor ni peor que los otros, algo, sin embargo, se termina aquí. Lo que venga no será un golpe de timón pero diferirá como lo hacen los cimientos del edificio que soportan. Siempre fue nuestra principal intención resolver preguntas del modo en que tal le es posible al arte, y aquí se acaban las respuestas que hoy podemos dar a las preguntas que nos eligieron. Otros dirán si nuestros balbuceos valen o no, pero que se nos crea que no tenemos más para agregar al respecto. Las preguntas se conocerán por las respuestas. Empero otras interrogaciones hay (acá no hay fin conocido) y ya veremos cuáles esfinges elegiremos para enfrentar. Lo que es seguro y creemos actuará como un norte, siempre, es lo que de la práctica cultural creemos y que es como intentamos ejercerla. Creemos que la cultura no puede cambiar al mundo pero que puede legislar y constituir la Vida, el Estar, y que desde ahí sí se puede intentar la magna empresa, pero ya será asunto del pueblo en sus procesos y no de los hacedores culturales en su especificidad. Durante once años hemos hecho un esfuerzo como colectivo trabajando para sentirnos existiendo EN la Historia y EN el Espacio, corroborarnos en el y ella. No mediante las voces de la fama que nunca nos hablaron ni nos hablarán, sino en la intuición y conciencia ya conquistada de formar parte de algo que viene de antes y que seguirá más luego, conformando un arco del cual sólo seremos un momento, un rastro del paso del viento en el polvo, más o menos notorio. Decimos esto porque admitimos que existe el riesgo, realidad para muchos compatriotas, por ridículo que suene, de no existir realmente en la historia ni en el espacio. Que hay géneros de inexistencias posibles que las nuevas formas de la vieja opresión, que hoy transmigró a la cultura neoliberal, pueden forzar sobre nosotros. No estamos diciendo otra cosa que lo siguiente: hay quienes viven y mueren sin sentidos mayores que su sombra, sus horas y sus días. Esa es para nosotros la vida del Horror donde nada puede uno decirse para significar el dolor y la dicha. Y el ser humano es criatura significadora que deberá lentamente ir reconociendo que esa significación ya no se la dan los dioses, la ciencia, la razón o un supuesto curso inexorable y ascendente de la Historia. Esa significación se la dará el pueblo a sí mismo o se la darán los que de él se sirven. La hegemonía groseramente visible de un tipo de cultura que deprime nuestras potencias, creemos, nos obliga re concebir preguntas, sistemas, para qués y modos para que nuestra vida pueda ser verdaderamente nuestra. Lo que es nosotros, a los de La Lija, mientras nos dure la existencia, buscaremos incorporarnos a esa constelación que los nuestros llamen suya, sabiendo que al hacerlo la modificaremos. Nuestro partido siempre será el de la Vida Digna y el de la Patria Grande que pueda contener al alma sola y plural de ese pueblo posible que, confiamos, nos llama, sin exigirle nada imposible a nuestra hora, nuestra edad y nuestra voluntad.