Por Otros Cien Años

27/08/2020 19:19

En tu casa, en el auto, en la calle. Para despertarte, para estudiar, mientras cocinás u ordenás tus cosas. Compartiéndola con amigxs, tus viejxs o en soledad. Noticias, entrevistas, recitales. Partidos, discursos, manifestaciones. A pilas y en el bolsillo, sobre la mesita de luz o en cualquier otro rincón de la casa. La omnipresencia total de esa suerte de compañía constante llena de voces, de ruidos, de música; de historias que no callan nunca; que será mejor o peor pero que sabemos que va a estar siempre ahí ¿Cuántas veces la mataron?

Durante 100 años la creyeron obsoleta con la aparición de la televisión, de internet, de los podcasts. Durante 100 años dijeron que ya no se escuchaba, que ya no tenía sentido, que ya no importaba. Durante 100 años cambió de forma, se abrió a nuevas voces y se multiplicó a un sinnúmero de espacios.

¿Quién no tiene un recuerdo de radio? ¿Quién osa imaginar un mundo sin “ponélo a tal” o “ponela a cuál que ya arranca…”? ¿Quién no hizo zapping corriendo frenéticamente el dial?

Nacida del capricho de unos locos que el 27 de agosto de 1920 treparon la azotea del Teatro Coliseo en Buenos Aires y pusieron una antena para transmitir el Festival Sacro de Wagener durante tres horas para medio centenar de personas, ¿cómo no va a seguir viva la radio? ¿Cuántxs le habrán dicho a Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica que estaban completamente locos por hacer semejante cosa? ¿Cómo no va a seguir viva, entonces, si en su origen ya estaba el desafío estrafalario; la necesidad de que otrxs escucharan?

Del otro lado de la escucha, locutores y locutoras, operadores y operadoras, productores y productoras. Técnicas, directoras, laburantes de todo tipo que hacen de engranajes en esta máquina eterna que seguirá rebotando en todxs nosotrxs porque cada año de estos últimos 100, a alguien se le ocurrió reinventarla otra vez. Cuando no hay un estudio disponible, se arma en un cuarto y cuando no hay frecuencia, se copa en la web. Si la vacía el patrón, lxs trabajadores la recuperan; porque muchas veces la radio es lucha y trinchera, también.

Todxs somos la radio: muerta y viva cada vez.

Feliz cumpleaños, pues, a ella.

Y a todxs nosotrxs.

Que cumplamos otros cien.