Lohana Berkins: un cuerpo de frontera
15/09/2020 11:41

Un 15 de junio de 1965 nacía Lohana Berkins. Todavía no era Lohana. La lucha de toda su vida sería la de cambiar una realidad, la de la identidad como predestinación biológica, para convertirse finalmente en quien deseaba ser.
Ahí nace nuestra pequeña Lohana, en Salvador Mazza, un pueblo salteño que está en la frontera con Bolivia. Pero también, Lohana se va a posicionar en la frontera de los esquemas sociales. Una frontera que le permitirá experimentar el límite y la búsqueda de la existencia más allá de lo establecido.
Para la filósofa feminista Diana Maffía “El concepto de “frontera” se identifica con algo físico que separa espacios geográficos. Pero más allá de la cartografía, hay una dimensión simbólica de la frontera: un límite que reordena dimensiones de la vida como el tiempo, el espacio, los comportamientos y los deseos. Se trata de una apertura al cambio en los sentidos atribuidos a lo propio y lo ajeno. El muro (en cambio) es una perversión de la frontera, que selecciona un aspecto de la complejidad de las identidades y lo erige en criterio de alteridad e incomunicación. En este sentido, los cuerpos y las palabras actúan como una frontera. Y como las fronteras geográficas, nuestros cuerpos y palabras pueden ser lugares de separación o lugares de encuentro, lugares amurallados donde lo diferente es una amenaza, o espacios de rico intercambio y negociación entre mundos. “
Por eso, Lohana supo hacer de la frontera un espacio de encuentro. Supo acercar mundos y hacernos ver lo absurdo de muchas diferencias.
Lohana fue expulsada de la casa familiar siendo muy chica y forzada a ejercer la prostitución para sobrevivir. A finales de los 80; se instaló en Buenos Aires y se cruzó a diario con chongos y con la policía. En fin, vivió como muchas otras travestis, laburando en las calles, escapándose de la cana, exponiéndose a los golpes y maltratos de policías y clientes. Se enamoró, lloró por amor. Se decepcionó. Como una más.
Y así comenzó su militancia, en la lucha contra los edictos policiales, junto a sus compañeras travas. Ella era clara, había que proteger a las travestis. Había que parar las redadas que les hacía la policía, a esas travas que salían a la calle para sobrevivir. Su lucha se desmarcaba de la hipocresía. Ella veía las necesidades concretas que tenían como colectivo, y desde ahí trasmitía su mensaje, que de a poco se fue transformando en asociaciones, proyectos, y objetivos.
En 1994, Lohana fundó la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) y en 2008, la Cooperativa de Trabajo para Travestis y Transexuales “Nadia Echazú”, que presidió hasta su fallecimiento.
Y también, detrás de la Ley de identidad de género, que cambió para siempre la vida de travestis y trans en un montón de situaciones concretas de la vida, estuvo Lohana junto a tantas otras, que lucharon por la aceptación de la identidad travesti.
En 2005, a través de la editorial Madres de plaza de Mayo, publica junto a Josefina Fernández La Gesta del Nombre Propio. Fue el primer informe donde se detallaba con datos la exclusión de las travestis y transexuales y las dificultades para acceder a la salud, la vivienda, la educación. Además del padecimiento cotidiano de la violencia policial, sexual y doméstica.
Lohana le pidió a su amiga Josefina, unos años antes de morir, que la ayudara a escribir su propia biografía. Ella quería dar a conocer la vida de las travas sin romanticismos. Quería mostrarse como lo que había sido: una travesti, como tantas otras; que luchaba por sus derechos, pero que también se interesaba en cosas mundanas.
Después de su muerte, La biografía finalmente salió publicada este año por Josefina Fernández, y se llama La Berkins: Una combatiente de frontera.
Hablar de Lohana es hablar de la lucha, pero también del amor que dejó entre sus compañeras. Hoy, todavía se lucha por lo mismo. Que las travestis sean respetadas, que exista el cupo laboral travesti/trans como garantía de acceso. Que puedan estudiar, imaginar profesiones. Que la prostitución no sea una condena.
Alma Fernández, del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, le dedica este poema:
Abrazame mamá trava, abrazame
porque me asustan las sirenas
Marcame el paso en este corso
Porque ya te fuiste en brillos
Y yo todavía tengo que bailar
Abrazame mamá trava, abrazame
Que van y vienen los chongos
que los buitres se comen tu carne
¡incluso estando viva te venían matando!
Abrazame mamá trava, abrazame
De este lado todxs llorando porque me abriste los ojos
y tengo un bombo lleno de sueños
El mar apagó tu luz guerrera
la diosa del mar tomará tu mano
hermosos dotados y consortes caballos de mar te acompañarán
hasta tus cerros y vientos
¡Porque te admiraba y hoy no puedo dejar de sentir esta
furia travesti!
Lohana murió el 5 de febrero de 2016, a los 50 años, vivió un poco más que el promedio de travestis, que no suele llegar a los 40. Podríamos seguir hablando de Lohana. Porque su palabra emociona, inspira, nos eriza la piel.
Pero queda este mundo con sus Lohanitas, con esta lucha reivindicativa que todavía está completa, y que nos pide continuar este trabajo.