Bessie Smith: la emperatriz del Blues

12/08/2020 21:31

La caja de Pandora se abre, semana tras semana. Nos transporta por distintos tiempos y territorios, haciendo cruces entre biografías, textos o canciones. En este capítulo Ana Marangoni repasa la vida de Bessie Simth, la emperatriz del Blues.

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Por momentos, oímos estos cuentos de descentradas, y se nos pone la piel de gallina; somos ellas, y a la vez no. Tuvieron sus batallas cotidianas. A estas descentradas, las amamos por lo que fueron, por momentos brillantes, y por otros, incompletas. No las transformamos en figuras heroicas, sino que encontramos su valor en su autenticidad. Porque, ¿es posible amar lo perfecto? ¿O identificarse? 

Ellxs buscaban, a pesar de todo, vivir en libertad. Y con esa palabra tan compleja y desafiante, nos vamos a Estados Unidos, al estado de Tenesse, a fines del siglo XIX, donde nace nuestra emperatriz: Bessie Smith.

Desde el sur de un país donde ser negro o negra era sinónimo de esclavitud, una niña canta en las calles para sobrevivir. Su nacimiento no tiene fecha exacta, algo que era habitual para afroamericanos en Tenesse y otros estados. Una marca de la marginalidad que al día de hoy aún se repite.

Esta niña es descubierta por Ma Rayney, una cantante de Blues conocida a comienzos del incipiente siglo XX. Sella se convierte en su tutora y mentora, y rápidamente, Bessie se dispara a la fama.

Llega a New York y graba su primer disco para el estudio Columbia. Seis meses más tarde había vendido 780.000 copias de su disco, salvando a la compañía de la bancarrota. Bessie Smith grabaría, siempre en Nueva York, aproximadamente 160 canciones. Ya era conocida popularmente como “la emperatriz del Blues”.

Bessie se convirtió rápidamente en la mujer negra mejor paga del Blues de aquellos años. Actuó por todo el país, y se rodeó de los mejores músicos de la época, entre ellos Louis Armstrong.

Nunca quiso utilizar micrófonos y en una sola de sus sesiones de grabación utilizó batería. Se cuenta que ella misma marcaba el tempo a los músicos, forzándoles a subirlo o bajarlo con un dominio total de la situación y la ventaja de una voz privilegiada.

En cada interpretación transformaba las canciones en propias. Con una voz grave, incorporando el ritmo y las formas del canto negro que quedaron plasmadas en el blues y el jazz de la época.

Se dice que como ganaba, despilfarraba. Y la buena fama empezó a mezclarse con la mala. Los excesos de alcohol y su bisexualidad la preceden, y comienzan a pesar más que su talento. Pero en su despilfarro, era siempre generosa. Ayudaba a amigos y amigas en apuros con enormes cifras de dinero. También creó y construyó un asilo para indigentes.

La mala fama y la depresión económica del ´29 hicieron estragos con su carrera. Los locales y teatros cancelaban sus funciones porque no podían asegurar que se presentara a las funciones. Las cosas empeoraron cada vez más y Bessie volvió a actuar en pequeños clubes sureños.

En la madrugada del domingo 26 de septiembre de 1937, en una ruta del estado de Mississippi, muere al chocar contra un camión. Hay varias versiones de su muerte: una es que muere porque no la quieren atender en un hospital para blancos; la segunda, es que termina falleciendo en un hospital para negros, bastante lejos de donde ocurrió el accidente. Dicen que su funeral fue multitudinario.

Recién tres décadas después, en 1970, Janis Joplin compró una lápida para su tumba en Filadelfia, con el siguiente epíteto: "La más grande de todas las cantantes de blues del mundo, jamás dejará de cantar".

Bessie fue precursora de otras cantantes mujeres del Blues como Nina Simone, Billie Holiday, y tantas otras más, como Janis Joplin, Amy Winehouse o Norah Jones. Abrió un camino para géneros como el blues o el jazz, más allá de los círculos afroamericanos, y para la mujer, en un ámbito donde predominaban los artistas masculinos. 

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