"Ocho Años de Hasta Trilce"

01/08/2020 16:17

Agosto: el único mes que es sustantivo, acción y adjetivo, y siempre para referir depresión de las potencias, entristecimiento, el marchitar y el apocarse; el mes que nos agarra como último capítulo del frío para buscar apagar lo que haya conseguido permanecer encendido durante el invierno. El mes de agosto que agosta campos y ánimos, es también para nosotrxs el mes de un comienzo y el recuerdo de un comienzo, de un galonearse de esperanzas a pesar de todo, confiando en la voluntad de los propixs. Fue en el agosto de 2012 que Hasta Trilce, tras dos años de obra y algunos más de planeamiento, abrió puertas para convertirse en escenario de lo tanto que iba a suceder en 8 años y contando. Y agosto nunca fue más agosto que este año, pero también nunca fue para nosotrxs más importante, porque este agosto es el que es,  y celebramos nuestro 8vo aniversario.

         8 años es una cifra como cualquier otra y mirándola bien y con ganas, no lo es. Quienes se reunieron en un momento para tramar una hazaña en forma de espacio para que luego se cargara de significaciones, más allá de las originales, a través del concurso de otrxs para que vaya conquistando el apelativo de “lo colectivo”, creían tener una sola certeza y buscaron plantarla en su nombre. Esa certeza es de carácter generacional. Un imperativo de confianza en la necesidad del ir, con alegría, hacia un lugar donde no se puede llegar y del que desconfiamos de su existencia en sí, pero no de que se va constituyendo a medida que se va hacia él. Lo va construyendo el deseo y los días. Es decir, en definitiva que el rumbo es el rumbear, el ir. Y no el quedarse desconfiando de que haya dónde ir, esencia de nuestra posmodernidad posdictadura. Decir “voy a ir yendo y ese es mi rumbo”, es marca de generación, y de las mejores marcas. Y la certeza de que no hay cosa que no sea importante y que como hacedorxs culturales nuestro trabajo es colaborar en construir una subjetividad que sea sola y plural. 

El camino nos llenó de amigxs, de compañerxs, de andanzas, de derrotas, triunfos y nuevas banderas. Además se campearon y siguen campeando tiempos bravos y no hemos hecho sino crecer y ampliar nuestras miras. En 2012 abrió una sala del circuito independiente. En 2020 anda un proyecto que reúne 3 salas, radio, editorial, productora audiovisual, talleres, sello discográfico, productora de composiciones, una comuna y dos nuevas sedes prontas a ser presentadas. Y todo esto realizado durante tiempos casi nunca propicios, en una actividad que no conoce panaceas. Sabemos que sólo puede explicarse esta realidad por el trabajo colectivo, las alianzas, el afinar puntos en común, el sostener un curso, tratar de tener el centro en todas partes y el límite en ninguno, e ir, ir, ir hacia donde no se puede llegar, porque la casa no es el destino sino el andar. Y que nunca termina. Agradecer por nombre significaría decir que hay quienes han estado y no pertenecen. No lo creemos. Lo que queremos es seguir perteneciendo y que pertenezcan. Así que lo que decimos - y vale más que agradecimiento - es: vamos. No termina. Y eso es bello.